ESTIMULACION NEUROSENSORIAL
Diez beneficios de la estimulación multisensorial en personas con Alzheimer
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La estimulación sensorial permite trabajar las áreas más perjudicadas por el Alzheimer, tratando de corregir la alteración que la enfermedad provoca en las capacidades cognitivas, conductuales y emocionales de los afectados.
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Los beneficios obtenidos en todo el proceso incluyen mejoras tales como:
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Relajación y disminución del estrés. Los pacientes de Alzheimer sufren momentos de gran ansiedad y alteración al sentir desorientación o pérdida de memoria, dos de las secuelas generadas por la enfermedad.
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Un ambiente controlado y seguro para explayarse. Las actividades multisensoriales permiten a los pacientes expresarse sin limitaciones mediante sencillas actividades de juego sensorial sin riesgo alguno para ellos.
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Mejora de la comunicación y las relaciones personales. La terapia mediante estímulos sensoriales posibilita vías de comunicación no verbales que mejoran las relaciones de los pacientes con su terapeuta, familia y entorno.
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Mayor comprensión de la percepción sensorial del individuo. Observando su interacción en las salas multisensoriales y la reacción que los usuarios tienen ante los estímulos a los que son sometidos, se posibilita la evaluación de sus habilidades sensoriales y cognitivas.
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Modificaciones en los comportamientos difíciles. Todos los efectos positivos anteriores tienen como consecuencia la reducción de las conductas alteradas.
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Mejor concentración e integración cognitiva. Las actividades sensoriales y la relajación a la que inducen predisponen hacia una actitud concentrada y paciente.
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Más interacción social. Como consecuencia de la mejora en la comunicación y las relaciones del paciente.
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Efectos positivos en el estado de ánimo. Estímulos tan básicos como un cambio de color o una determinada luz pueden ayudar a la persona mayor a que decida qué es lo que prefiere. La posibilidad de elección mejora su confianza y su capacidad de autocontrol.
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Permite trabajar las emociones. La terapia multisensorial estimula las emociones y los recuerdos de los pacientes utilizando, por ejemplo, determinados olores capaces de evocar recuerdos personales.
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Mejora de las habilidades. Los estímulos sensoriales y la interacción del paciente con ellos permiten mejorar sus habilidades motrices, táctiles, auditivas, visuales…, así como evaluar la fase de la enfermedad y su posible evolución.
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