“Hay que centrarse en fortalecer la salud y no en la enfermedad”
Nuevos paradigmas
Lo que aquí es una rareza en Alemania es tendencia, y tendencia impulsada desde el gobierno. Otro mundo. La medicina antroposófico-integrativa cuenta allí con diez hospitales. El doctor Girke, especialista en medicina interna, diabetología, medicina paliativa y medicina antroposófica; director de la sección médica en el Goetheanum (Dornach, Suiza), fue el artífice de la transformación del hospital General de Havelhöhe de Berlín en hospital antroposófico-integrativo. Ha venido a España para impartir conferencias sobre la práctica de esta medicina en el marco hospitalario en el Colegio de Médicos de Madrid, en el de Barcelona (invitado por la sección de médicos naturistas) y en la casa Rudolf Steiner de Barcelona.
Yo trabajaba en un gran hospital de Berlín. Mi especialidad era la medicina oncológica y pronto comprobé que reparar el cuerpo no significa curar.
¿En que consiste curar?
La curación de enfermedades crónicas está relacionada con la transformación de la persona y con dar soporte a sus fuerzas autocurativas.
¿Qué fuerzas son esas?
Las defensas del cuerpo: una amigdalitis, una gripe, una fractura se curan solas. La medicina convencional no da suficiente apoyo a esta capacidad de remisión; por ejemplo, cortamos la fiebre cuando en realidad tiene una importancia enorme en el proceso de curación.
¿…?
Aumenta la respuesta inmune. Sabemos que la neumonía tiene un mejor pronóstico si la fiebre es alta, y que personas que han tenido muchas enfermedades de carácter inflamatorio tienen menos posibilidades de desarrollar cáncer. La inflamación es un proceso opuesto al cáncer. No necesitamos una medicina que suprima la fiebre sino que respete al organismo.
¿Y hacia dónde dirigió su búsqueda?
No quería dedicarme a la medicina alternativa, sino ampliar la medicina alopática y que pudiera ejercerla en un hospital público, pero sabía que era esencial hallar la manera de ayudar al paciente en su proceso de autocuración, darle apoyo anímico y tratar a cada cual en su individualidad.
¿Y lo encontró?
Sí, en la medicina antroposófico-integrativa cuyos principios son los que le he descrito. Me formé, y a partir de ahí mi gran deseo fue crear un hospital con este enfoque en Berlín.
¿Misión imposible?
Fue el propio Ayuntamiento de Berlín el que me solicitó crearlo hace veinte años. Reconvertimos un hospital público de 358 camas y 700 trabajadores que desconocían por completo la medicina antroposófica y los formamos.
Un Ayuntamiento con inquietudes.
Hoy contamos con un importante departamento de cardiología, un servicio de cuidados intensivos, otro de ginecología. Traemos al mundo alrededor de 1.200 bebés al año a los que nuestros pacientes les hacen gorritos de lana. Y somos uno de los centros de la asociación para el cáncer de Alemania. Nuestro centro oncológico es uno de los más importantes.
¿Por qué?
Ampliamos la medicina oncológica habitual con otras terapias y medicinas naturales como el muérdago, que mata las células cancerígenas y estimula el sistema inmunológico. Hacemos quimioterapia con este compuesto natural, sobre el que se han hecho ya amplios estudios.
¿Qué otros tratamientos incorpora la medicina antroposófico-integrativa?
El médico, el psicólogo y la enfermera que se encargan del paciente deciden junto con él qué terapias complementarias le convienen. Utilizamos la arteterapia, la musicoterapia y la euritmia, que es la terapia del movimiento.
Póngame un ejemplo de cómo se aplican.
El estrés y la tensión debilitan el sistema inmunológico. A un paciente estresado la musicoterapia le ayuda a soltar la tensión. La euritmia creativa es como una meditación en movimiento, y sus efectos fisiológicos están hoy muy documentados.
¿Por qué la euritmia y la arteterapia y no el yoga o la risoterapia?
Cada disciplina se ajusta a la persona y la enfermedad. Una persona con diabetes debe estar activa con las manos, y es muy bueno que haga modelado, mientras que a un paciente depresivo le ayudará pintar con colores luminosos.
¿Han comprobado la efectividad?
Por supuesto. Incluso sabemos que es de enorme importancia cómo está pintado un hospital. Para las personas que sufren anímicamente, el color tiene un significado muy importante. La arquitectura de un hospital tiene que estar orientada al ser humano.
Entiendo.
El cuarto campo que abordamos es la psicooncología, donde los pacientes aprenden a manejar el cáncer como un reto y a encontrar el sentido de su enfermedad en su biografía.
¿Y tienen éxito?
Cada dos o tres años se realizan encuestas para puntuar los 2.000 hospitales de Alemania, y nosotros siempre estamos entre los mejores. Atendemos a 10.000 pacientes al año.
Al inicio, no todos los médicos del hospital debían de estar por la labor...
Nadie estaba motivado, eran 150 médicos tradicionales y reacios. Comenzamos a hacer formación y práctica y más práctica, y viendo los resultados acabaron entusiasmados, no hemos tenido que prescindir de nadie.
Los médicos suelen ser reacios a la medicina no ortodoxa.
Los valores de los estudiantes de medicina de primer curso son la empatía con el paciente, pero al final de la carrera todos lo han olvidado. Casi la mitad acaban por no ejercer de médicos y escogen la investigación o la industria.
¿Por qué?
Se necesita una gran fuerza interior para conservar los ideales. Ahora en Alemania se está introduciendo un nuevo método de trabajo en las universidades enfocado a la salutogénesis.
¿Partir de la salud y no de la enfermedad?
Sí, ese es el nuevo paradigma, centrarse en lo que fortalece la salud en lugar de en la enfermedad. Una visión integral del ser humano.